Las mejoras
financieras recientes (baja del riesgo país, baja del dólar, baja de tasas),
correlacionan muy bien con la mejora en las encuestas de Macri, y reconoce 2
hitos: a) 29 de abril, cuando Argentina recuperó la capacidad de usar las
reservas del BCRA para intervenir en el mercado, y b) el 11 de junio, con el
nombramiento de Pichetto como candidato a vicepresidente.
Cualquiera
que tenga contacto con inversores externos o locales, sabe que se sentirían
mucho más tranquilos si ganara Macri-Pichetto.
No
obstante, alguna parte de la mejora reciente en las 3 variables financieras
mencionadas, también sería atribuible al hecho de que para los mercados,
Alberto Fernández (AF) y “probable” equipo (Nielsen, Alvarez Agis), resultan
más predecibles y confiables que lo que hubieran sido Cristina y “probable” equipo
(Kicillof, Mercedes Marcó del Pont, etc), y que hay ciertas expectativas de que
AF podría gobernar “a su manera”, a pesar de los conflictos internos que se
evidencian ya desde ahora (p.ej. la fuerte crítica de Nielsen a Kicilloff y la
defensa de AF a éste).
Lo cierto
es que ahora se viene la “Gran Encuesta Nacional” (PASO) del 11 de agosto.
Finalizada ésta, los “mercados financieros” recalcularán, y asignarán nuevas
probabilidades de éxito a cada bando.
Si AF se
vislumbrara como el más probable ganador, la necesidad de que se definiera respecto
a puntos cruciales de la “macro” aumentarían. Sería muy importante para el
gobierno, y para el BCRA, que tales definiciones ocurrieran cuanto antes, para
ajustar las políticas ante tal eventualidad.
Particularmente
importante sería saber que piensan AF y equipo respecto a los siguientes temas:
a) Sistema Cambiario: flotación libre,
flotación administrada, doble mercado (p.ej. dólar comercial y dólar
financiero, digamos 30% más alto que el comercial)?
b) Valor del dólar: el actual ($42), un
poco más alto ($46)? Mucho más alto ($55, $60, $70) ?
c) Estrategia deuda pública con
privados: cumplimiento a rajatabla, reestructuración a la uruguaya (pago 100%
de intereses pero reprogramación de capital), a la ucraniana (quita del orden
del 30%)?
Imaginemos
que AF y equipo, definieran que:
a) Llevar dólar a $46 (al día de hoy) sería
adecuado (daría índice de TCRM de 116), e indexarlo hasta el 10 de diciembre para
mantener el valor real (valor estimado al 10 de diciembre de $ 50,5).
b) Adhieren al sistema actual de cambio
único, con flotación administrada (al estilo 2003-2008 mientras AF fue Jefe de
Gabinete.
c) Es intención pagar a rajatabla de
deuda (”pero si no nos creen, y nadie nos presta, nos veríamos forzados a
buscar un esquema a la uruguaya”).
d) Buscaremos acordar con FMI cambios
en la secuencia fiscal, y un nuevo esquema de pagos al propio FMI.
En un caso
así, la situación quedaría “despejada” ahora mismo para el BCRA y para el
Gobierno, que podrían (y deberían !) :
a) Ofrecer dólares a la venta en
abundancia, a los valores que se desprenden de la trayectoria “relevada” del
dólar, bastante similar a la política actual del BCRA
b) Activar “YA”, una triple negociación
con el FMI en base a:
a. Convertir el “waiver” cambiario
actual, en una aceptada (por el FMI) política “permanente” de flotación
administrada.
b. Rearmar la secuencia de superávit
fiscal primario, para que sea menor en 2020 (p.ej. 0% en lugar de 1%), para
favorecer una rápida reactivación (que vendría de la mano de un fuerte aumento
de la demanda de crédito, posible por una fuerte baja de las tasas de interés, posible
asimismo por devaluación esperada mucho más cierta), y más alta luego (p.ej.
meta de superávit primario para 2024 del 3% en lugar del 1,3% previsto por el
FMI).
c. Solicitar el “cambio de uso” de los
u$s 7,300 millones de dólares del FMI que están en el BCRA, pasando de
“fortalecimiento de reservas” (pero que no se piensan usar), a “recompra de
bonos” o “pago directo de bonos”. De modo que si los mercados “tardaran” en
creerle a AF, éste no tuviera problemas en pagar las deudas, y los riesgos de
default quedaran virtualmente anulados.
Todo otro escenario (indefiniciones, ambigüedades, declaraciones
contradictorias, “ver que herencia nos dejan”, etc), no haría más que complicar
las cosas. Y en el caso que AF apareciera como favorito, implicaría más tensión
cambiaria (más venta de dólares), tasas en pesos más altas, riesgo país más
elevado, menor actividad económica, etc, etc.
Por tanto, si Macri-Pichetto aparecieran como favoritos tras las PASO,
sería altamente probable un proceso de “mejora continua” de las variables
financieras (persistente baja de riesgo país, posibilidad del BCRA de ser más
agresivo en la baja de tasas de interés y sin riesgos de disparada cambiaria).
Si Alberto Fernández asomara como el favorito, cuanto más rápida y precisamente
se definiera en materia macro, más rápidamente el gobierno de Macri y el BCRA
podrían recalibrar sus políticas acordemente, minimizando los riesgos de una
traumática transición. Pero si en este caso, por cálculo político, o
simplemente por incapacidad de definir aún estrategias y ejecutores, las
respuestas a las preguntas importantes no llegaran, deberemos prepararnos para
algunos meses bastante más angustiantes a los que hemos vivido recientemente.
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