Alberto
Fernandez levantó polvareda con sus declaraciones. Respecto a las Leliq, no
dijo que las va a defaultear. Pero al decir que “vamos a dejar de pagar los
intereses que Argentina paga todos los días en Leliq” dio pie a que muchos
piensen (y escriban, con mala intención o no), que pueda estar pensando en
defaultearlas. Él luego, y economistas cercanos, aclararon que no piensa
defaultear las Leliq, sino que estaba hablando de bajar las tasas de interés.
Y acá hay
un buen punto. Que debe complementarse con su otro dicho respecto a que el
dólar estaba claramente subvaluado.
Un esquema
de dólar alto y tasas más bajas luce a priori sensato y atendible.
Pero esta
lleva a otros temas. Por caso: acaso el dólar actual, de $43, al ser un 48% más
alto que el del final de Cristina, o un 58% más alto del final de la
convertibilidad, no es un dólar “razonable”? La respuesta de AF es “no” (es
positivo lo haya expresado con claridad). Esto implica que debe estar pensando
por ejemplo, en llevar al dólar digamos a $55.
Si el “passthrough” fuera de 40% (mínimo), y sin más cambios, el dólar
real se iría a un valor real muy similar al de abril de 2019. Si esto fuera así, AF estaría “criticando” al
BCRA por haber permitido apreciar la moneda recientemente (una crítica menor,
que muchos economistas, de variada simpatía política, tendemos a compartir).
Si está
pensando en un dólar real mucho más alto, ya habrá que generar devaluaciones
mucho más altas también.
Pero acá
aparece otra complicación. Si la idea es aumentar salarios reales “ya”, por
ejemplo del 15%, al representar el
salario algo más del 40% del costo del IPC, implicará una suba inmediata
adicional del IPC de más del 6%. Y el dólar se atrasaría inmediatamente. Y
habría que devaluar más aun para intentar compensar. Pero al devaluar más
subirían precios y caería el salario. Una espiral inflacionaria y recesiva, que
sería todo lo contrario de lo que se desea lograr.
Procurar
subir fuerte el tipo de cambio real, y a la vez subir fuerte el salario real no
van de la mano. A menos que se obligue a las empresas, “manu militari”, a que
no aumenten los precios, y acepten perder plata en forma generalizada,
simplemente porque los costos no dan.
Tenemos
entonces una “inconsistencia lógica”. No se pueden subir significativamente salarios y dólar al mismo tiempo.
Las
inconsistencias lógicas se pagan entre otras cosas, con tasas de interés altas,
ya que los depositantes tendrán miedo de perder sus ahorros vía bruscas
devaluaciones (sin considerar el otro riesgo, el de default, ya que si se
llegaran a defaultear las leliq, implicaría default a los depositantes).
Sin tener
por qué pensar mal (que se quiera fomentar ahora una corrida por especulaciones
electorales), Alberto Fernández deberá “pulir” sus ideas y discursos. Y mostrar
una consistencia interna bastante mayor en sus propuestas.
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