lunes, 27 de mayo de 2019

Del “waiver cambiario a la flotación administrada” - Clarín 26 Mayo 2019

Sin dogmas. A pesar de lo que se cree, el FMI no siempre exige la libre flotación cambiaria
El 29 de abril último, Argentina logró algo muy importante: un permiso explícito para el uso de reservas de acuerdo a lo que sus autoridades monetarias (BCRA) consideren apropiado. Pero lo aprobado por el BCRA (con acuerdo del FMI) tendría algunas limitantes:
a) Pareceria que habría un límite diario de intervención en el “techo” de la Zona de Referencia (ex Zona de No Intervención), o por debajo de él, de US$250 millones.
b) No se sabe si hay un límite máximo de intervención acumulada. Las especulaciones van desde US$5.000 millones hasta US$16.500 millones (Reservas Netas de Pasivos en dólares). Pero bien podrían incluir los swaps (de más de US$ 20,000 millones), el Préstamo del FMI para acrecentar reservas (unos US$7, 300 millones), y otros pasivos, excepto los Encajes Bancarios, y obviamente, los saldos del Tesoro que son para sus propios gastos en dólares (intereses, Letes, etcétera). Es decir, si bien el BCRA podría contar con “Reservas Potencialmente Usables” por unos US$47,000 millones, hay quienes creen, que lo acordado (secretamente) con el FMI sería mucho menos.
c) Todo indica que el “empoderamiento” otorgado al BCRA para actuar finaliza una vez que se sepa quién sería el ganador de la contienda electoral.
Parecería entonces que estamos en presencia de un “waiver cambiario”, esto es, una dispensa, una exención, y que “en principio”, finalizada la contienda electoral volveríamos al sistema de “flotación cuasi libre” establecido en los acuerdos firmados con el FMI.
A mi entender, el nuevo Presidente, debería acometer como una de sus tareas prioritarias en materia macroeconómica, convertir el actual waiver, en la aceptación plena de un esquema de “flotación administrada”, que de punto final a la fallida experiencia de “cuasi libre flotación” implementada por el gobierno de Mauricio Macri desde diciembre de 2015, y que aún hoy, sus más conspicuos funcionarios defienden (por ejemplo, Marcos Peña:”…aprender a vivir con un tipo de cambio flotante es parte del desafío del cambio cultural en Argentina” (Clarín, 10/03/209, página 10).
Un esquema de flotación administrada, bien manejado, que permitiera optimizar el hecho de poder exhibir US$47,000 millones de Reservas Potencialmente Usables, permitiría un brusco descenso de las tasas de interés. Las estratosféricas tasas de Leliq, de más del 70% nominal anual a 7 días (aproximadamente 6% mensual), sólo tienen sentido en el marco de un fuerte riesgo percibido de devaluación. En esquemas cambiarios mucho más estables, esta tasa podría hoy bajar a la mitad, sin riesgos de elevar la tasa de inflación. Y si la inflación llegara a ser mucho más baja (volver por ejemplo al 1% mensual, cosa que durante 2020 se podría hacer perfectamente), la tasa de política monetaria bien podría bajar hasta el 15% anual.
La posición del FMI
Nos hemos acostumbrado a la defensa acérrima de la libre flotación por parte del FMI. Pero eso no implica que esto deba aceptarse como algo escrito en piedra. Es más, son variados los antecedentes de escritos dentro de las propias publicaciones del FMI, que deben servirle al próximo gobierno a la hora de renegociar el actual Stand By (cosa que deberá hacerse más no sea para reprogramar los pagos, obviamente impagables tal cual cómo están acordados).
Me remito sólo a 2 ejemplos.
a) En la publicación del IMF Staff de junio de 2000 (que se conserva como documento básico sobre el tema), se dice (traducción propia): “La principal conclusión es que continúa siendo cierto que no hay un solo régimen cambiario que es mejor para todos los países en todas las circunstancias. Los países miembros, continúan teniendo margen para elegir el tipo de régimen que mejor se adecúa a sus necesidades, siempre con la provisión de que el régimen elegido sea creíblemente apoyado por políticas consistentes con el régimen elegido. Qué régimen cambiario y políticas asociadas son apropiadas para un país, dependen de sus particulares circunstancias. Mientras la incrementada movilidad de los flujos de capitales ha venido llevando a que un creciente número de países finalmente hayan optado entre un régimen fuerte de tipo de cambio fijo (o uniones monetarias) y un régimen de libre flotación, regímenes intermedios es probable continúen siendo viables y apropiados en muchos casos”(página 1).
b) Aprobado por su alto directivo Mark Allen, el IMF publicó (16/08/2007) un documento que dice: “…La revisada Nota de Guía de Supervisión (SGN) incluirá guías en la determinación de los niveles de tipos de cambio, y límites de intervención, enfatizando la necesidad de un asesoramiento hecho a medida de las circunstancias del país, y evitando aproximaciones excesivamente prescriptivas” (página 7).
Casos exitosos
Casos exitosos, como los de Israel y Chile, han hecho uso intenso de intervenciones cambiarias (tanto de compra como de venta), y bandas cambiarias acotadas, en su transición desde altos niveles de inflación a bajos niveles de inflación, y sólo han optado por regímenes de libre flotación una vez alcanzados niveles muy bajos de inflación anual.
Conclusiones

Tanto la experiencia mundial como los antecedentes obrantes en el FMI, le deberían haber permitido a la Argentina una negociación diferente respecto al muy importante tema del régimen cambiario apropiado para el país. Macri, seguramente no muy bien asesorado en la materia, no lo hizo durante su gestión, aunque sí logró ahora un importante “waiver”, que bien implementado, nos debería permitir transitar en relativa paz todo este largo y por momentos demasiado angustiante período electoral. El próximo Presidente, cualquiera fuese el elegido, debería poder concretar una completa revisión del régimen cambiario (y monetario) acordado con el FMI. Un esquema de “flotación administrada”, conducido apropiadamente, es para mí, el régimen que mejor se adecúa a las circunstancias de nuestro país, y mantengo la expectativa de que así sea entendido tanto por el próximo gobierno como por las autoridades del FMI.

martes, 14 de mayo de 2019

Para que conviene usar las reservas? - El Cronista 14 May 19

El BCRA cuenta (datos al 23 de abril), con u$s 72,559 millones de reservas brutas. De ellas,  u$s 9,058 millones no se pueden tocar, porque son del Tesoro (para su programa financiero). Y u$s 15,726 millones no se “deben” tocar, ya que son el respaldo de los depósitos en dólares que se hacen en los bancos. 
Quedan pues, u$s, 47,775 millones de dólares que sí se “podrían” usar. De este total, u$s 17,032 MM no tienen contrapartida en pasivos en dólares. Son las que se definen como “Reservas Netas”, y no debería haber la más mínima duda de que podrían ser usadas por el BCRA para defender al peso.
Quedan u$s 30,743 millones de dólares que tienen contrapartida en pasivos en dólares, pero que también “deberían” poder usarse.
Veamos:
  1. Al FMI el BCRA le debe u$s 7,283, que le dio para “fortalecimiento de reservas”. Es el FMI el que debe autorizar su uso, pero si la decisión fuese “prohibido intervenir en los mercados cambiarios”, porque entonces les dan estos dólares al Tesoro para fortalecer su programa financiero?
  2. Hay swaps de yuanes con China (u$s 19,400 millones) y otros (u$s 1,046 millones) por un total de u$s 20,446 millones. Obviamente se pueden usar y se pueden ir renovando si fuera necesario. Pero el BCRA debe ir convirtiendo esto en dólares “cash”, para que el mercado se dé cuenta que son de “verdad”.
  3. Entre instituciones financieras internacionales y otras obligaciones, hay u$s 3,014 MM, que también podrían llegar a usarse. Son deudas de mediano plazo, que podrían también ir renovándose
De modo que entre reservas netas (de pasivos en dólares), y reservas que se pueden usar (contrapartida de pasivos en dólares), el BCRA cuenta con u$s 47,775 millones. Ni con u$s20,000MM, ni con u$s 30,000 millones. Cuenta con casi u$s 48,000 millones, que podrían convertirse en “libre disponibilidad” si hubiera decisión de hacerlo.

Para que convendría usar entonces las reservas?
Para mí, hay un uso principal y otro secundario, en los que debería priorizarse:
  1. Para defender al peso, que es nuestra moneda (uso principal)
  2. Para defender a los que confiaron en el país, y tienen bonos públicos (uso secundario)

La defensa del peso
De aquí al 10 de diciembre, los depósitos más proclives a dolarizarse, probablemente no superen los u$s 5,000 millones. Pero no podemos descartar dupliquen esa cifra. Si el BCRA transmite la idea de que sólo dispone u$s 10,000 millones para actuar, esos u$s 5,000 millones iniciales pueden rápidamente llegar a u$s 10,000 millones, y luego llegar a u$s 15,000. Y como consecuencia, el dólar tendrá una fuerte presión alcista (y puede valer $60, o $70 hacia fin de año).
Si en cambio, el BCRA transmitiera que cuenta, p.ej. con u$s 30,000 millones para actuar si fuese necesario, hasta es probable que ni los primeros u$s 5,000 millones se terminen de concretar, y el dólar llegará al 10 de diciembre, al valor que el BCRA quiera (p.ej. $48).
La defensa del valor de los bonos
No convalidar las probabilidades de default que los mercados asignan a la deuda argentina, también debería ser un objetivo a lograr. El BCRA podría contribuir, por ejemplo con u$s 5,000 MM, a crear un Fondo de Recompra de Deuda Pública, que bien puede nutrirse también de fondos de la ANSES, de bancos públicos, y eventualmente de préstamos bancarios externos, a los efectos de comprar bonos públicos, de modo de lograr una baja importante de la tasa de Riesgo País.

Conclusión
Si de los u$s 47,775 millones de dólares que el BCRA tiene, “potencialmente usables”, destinara u$s 30,000 millones para defender al peso, y u$s 5,000 millones para un fondo destinado a la recompra de deuda pública, la total tranquilidad financiera hasta el 10 de diciembre quedaría asegurada. Y seguramente, terminaría vendiendo menos de u$s 5,000 millones (retiro de depositantes),  y logrando incluso algún buen ahorro para el Estado (al recomprar deuda a precios relativamente bajos). 
El BCRA podría darse “el lujo” de ni pensar en ofrecer para su uso, en tal caso, más de u$s 12,000 millones, que quedarían para potencial uso indefinido (en caso entremos en alguna guerra,caída de algún poderoso meteorito, o alguna calamidad completamente inesperada).
El BCRA debe profundizar lo logrado el 29 de abril. No puede mostrarse timorato en el potencial uso de reservas, ya que el mercado, si lo viera débil, sería mucho más probable que lo fuera a testear. Si se muestra fuerte, ante semejante poder de fuego, el mercado, es altamente probable  se quedara tranquilo. 
El FMI avaló el comunicado del BCRA que le permite usar las reservas a su mejor saber y entender, sin límites. No hay que dejar ahora, que en el día a día, estos logros se vayan diluyendo. Mostrar convicción de usar reservas no significa rifar nada. Significa defender a quienes tienen pesos para que puedan vivir tranquilos, y significa decirles a los que compraron bonos argentinos, que no fueron unos tontos en confiar en el país. Que no queremos ser “defaulteadores seriales”. 
Ya que estamos en épocas de consensos, también cabe pensar que esto pueda consensuarse políticamente, para que las reservas puedan usarse para defender al peso, y subsidiariamente también, para defender el valor de los bonos argentinos.

jueves, 9 de mayo de 2019

Acciones concretas para bajar el riesgo - La Nación 09mayo19

Dividamos la pregunta en 2 períodos: como bajar el riesgo país hasta el 10 de diciembre y cómo bajarlo desde el cambio de gobierno.

Desde el 10 de diciembre es “fácil” la respuesta teórica: políticas sensatas que generen buen grado de consenso interno, que promuevan el crecimiento económico, con políticas fiscales, monetarias y cambiarias adecuadas, y mostrando una enorme voluntad de pago de las deudas. Es mucho más difícil llevar eso a la práctica. Y claro está, dependerá mucho de quien resulte finalmente el Presidente elegido en las urnas para que pueda liderar un proceso así.

Hasta el 10 de diciembre, veo 2 áreas en las que se debería actuar: a) la financiera, b) la política.

En lo financiero, luego de lo logrado en términos de capacidad de intervención cambiaria (cuestión que debe profundizarse aún más), una política que debería poder ser viable, sería la de constituir un fondo, digamos de unos u$s 5,000 millones de dólares (idealmente el doble), provenientes mayormente de las reservas del BCRA (excepto se consiguiera una ayuda extra externa), a fin de desarrollar estrategias de recompra de deudas. Pueden ser estrategias directas, p.ej. recompra de bonos, como ser bonos que vencen en 2020 o 2021, o indirectas, p.ej. poner dólares en garantía de préstamos bancarios, de modo de poder “apalancar” compra de bonos por montos superiores (p.ej. poder comprar u$s 10,000 millones de bonos, incluyendo bonos de más largo plazo). El gobierno debería aprovechar que se escuchan voces opositoras que dicen: “se van a gastar reservas del BCRA que se necesitarán para pagar deuda”, y que desde el propio kirchnerismo se escuchan voces de: “vamos a honrar la deuda”. Quién podría entonces oponerse a que el Estado anticipe compras de vencimientos, aprovechando los bajos precios actuales?  Sería una manera concreta de mostrar voluntad de pago, y el riesgo país saldría de la zona actual tan alta, zona que por otra parte tiende a incentivar la compra de dólares, como único refugio verdadero antes de las elecciones.

En el campo político, tendríamos varias opciones. A mi juicio, la más contundente, sería que pudiéramos vislumbrar desde ahora, que habría de haber, de verdad, un gobierno de “unidad nacional” desde el 10 de diciembre. Una coalición, sobre la base de Cambiemos-PJ Federal, invitando al resto de partidos, pareciera sería lo mejor para llevar adelante políticas consensuadas, con dirigentes a cargo también consensuados. 

Es obvio que un gobierno así debería concordar previamente los ejes centrales de su gobierno. Sé que sería arduo pasar de las generalidades a un programa de gobierno concreto, pero lo veo más posible de hacer de lo que normalmente se piensa.

Esta opción, de “máxima”, no la podemos descartar, pero luce poco probable, principalmente por la oposición que al menos han mostrado hasta ahora desde la cúpula de Cambiemos.

Otras opciones, incluyen que tenga algún éxito la convocatoria actual del gobierno, y que el mundo vea que en Argentina hay más unidad de la que parece, y mayor voluntad de pago de la que se aprecia habitualmente.

Combinando ambas cosas, acción financiera “concreta”, con acción política “concreta”, el riesgo país debería bajar en forma apreciable. Y este largo camino hasta el 10 de diciembre, podría transcurrir con mucha menos angustia.  Evitar que estos meses sean traumáticos, es responsabilidad primaria de Macri y su gobierno.
Un paso importante se ha dado en materia cambiaria. Un paso en gestación, es la de haber convocado al diálogo a las fuerzas políticas en busca de consensos concretos.

Pero habría que profundizar aún más en lo cambiario, concretar acciones en el campo financiero por ahora ausentes, y avanzar más clara y contundentemente en la búsqueda de consensos políticos.



viernes, 3 de mayo de 2019

Escenarios hasta el 10 de diciembre Nota para Revista Noticias de Gabriel Rubinstein


Desde ahora hasta el 10 de diciembre, muchas cosas podrían ocurrir. Y podría haber notables sorpresas hasta el 22 de junio en cuanto a las candidaturas presidenciales.

Con los elementos que tenemos hasta ahora, podemos sin embargo, visualizar 3 grandes escenarios principales.

En uno de ellos, Cristina se presenta a las elecciones (22 de junio), permanece siempre con buenas chances de ganar, y es posible terminara ganando en segunda vuelta el 24 de noviembre. Lo principal de acá a diciembre (más allá de lo que pudiera hacer durante su eventual gobierno), es que este escenario genera un significativo temor en los mercados financieros. Y ante estos temores, se abren 2 escenarios importantes:
a) el Gobierno de Macri acierte en manejar la situación hasta entonces, lo que deriva en el escenario que llamamos de “Tensión Fuerte”
b) el Gobierno de Macri no acierte en manejar la presente situación, lo que terminaría derivando en un escenario que llamamos de “Caos”.

Hoy, todavía un poco lejos del período crítico (julio-noviembre), estaríamos navegando entre estos 2 escenarios, aunque dada las medidas cambiarias recientes anunciadas el 29 de abril, predominaría con bastante fuerza, el escenario de “tensión fuerte”.

En el tercer escenario, por alguna razón, el “riesgo Cristina” se despejaría: podría ser porque finalmente no se presente como candidata, porque Macri (o eventualmente Vidal si a último momento reemplazara a Macri) subiera mucho en las encuestas, o porque un candidato como Lavagna subiera mucho en encuestas, con altas chances de entrar en ballotage (siendo que las encuestas lo dan como casi seguro ganador si pudiera acceder a esta segunda vuelta).

La estrategia del Gobierno durante la transición

A pesar de lo riesgos de la estrategia política elegida por el gobierno (no acordar con PJ Federal, no haber elegido a tiempo a Vidal como candidata, etc), el gobierno venía aplicando una estrategia financiera “débil”, que se acaba de modificar para bien.

Subsistirán sin embargo dudas, como ser: el FMI no pondría realmente reparos si el BCRA utilizara más de 10 mil millones de dólares para abastecer los deseos de dolarización de los tenedores de pesos?  Habrá también una estrategia para recompra de bonos a fin de que no se vuelva a disparar tanto (y más) el riesgo país?
Si por algún motivo, las estrategias oficiales se percibieran insuficientes, o poco creíbles, y Cristina siguiera con buenas chances de ganar, se habilitaría un escenario donde el temor llevaría a las dinámicas bien negativas que describimos como escenario de “Caos”.

Y si el gobierno lograra consolidar los cambios iniciados el 29 de abril, con algunas medidas adicionales (como ser, concretar la conversión de yuanes en dólares, crear un fondo para recompra de bonos, etc), y disipa dudas que pudieran quedar (en esencia, verdadera voluntad y autorización para vender todas las reservas que les sean demandadas a un precio “razonable”, digamos, menos de $50 por dólar), las probabilidades de “Caos” se disiparían realmente mucho. Nos quedarían en caso de “acierto” del gobierno para la transición, escenarios de “Tensión Fuerte” si Cristina siguiera muy competitiva, o un escenario de muy buen “Alivio”, si las chances de Cristina se fueran desvaneciendo.

Entonces, imaginemos 3 dinámicas diferentes acorde a todo lo comentado.


Dinámica favorable: se despeja riesgo Cristina

Si Cristina decae en encuestas (o directamente no se presentara), las cosas podrían experimentar importantes mejoras respecto a la situación actual. Simulamos que Cristina finalmente no se presenta, y que además el gobierno acertara plenamente en su estrategia financiera transicional. Que esperaríamos sucediera?
Por una parte, la dolarización sería limitada. Y el dólar bien podría llegar al 10 de diciembre por debajo de los $50 por dólar (no podemos descartar incluso estuviera en valores menores a $45).
Con tarifas ya sin aumentar, y salarios aumentando un poco menos que el 3% mensual, podríamos estimar que la inflación promediara 2% mensual en los últimos meses del año.
Las tasas Leliq podrían terminar el año por debajo del 50%. Y el riesgo país bien podría bajar de los 700 puntos.
La actividad económica ganaría envión positivo, por aumento del salario real, mejora financiera general, y panorama político mucho más despejado (más inversiones, etc).


Caos posible: Cristina sigue bien en encuestas y Gobierno no acierta en estrategia financiera

Cristina inspira temor. Sus antecedentes no la ayudan. Durante su gobierno, entre otras cosas:
a) El déficit fiscal trepó desde el equilibrio en 2007 a un déficit del 5,1% en 2015 (que si se midiera con la metodología actual, sería del 6,8%).
b) Financió ese desequilibrio con emisión monetaria inflacionaria y vaciando al BCRA de sus reservas.
c) Si la inflación “sólo” promedió un 25% durante sus mandatos, fue gracias a un dólar que se atrasó muchísimo, y a un increíble congelamiento tarifario, que costó fortunas en subsidios, y que explican lo tarifazos posteriores.
d) Mostró muy poco cuidado del ahorrista argentino, que fue inhibido de ahorrar en dólares (cepo), y que incluso debió soportar tasas de interés más bajas que la inflación buena parte del tiempo (la tasa promedio para depósitos a plazo fijo fue del 14% a lo largo de los 8 años)
e) Mostró también un marcado desapego a la ley a la hora de respetar los derechos de los acreedores argentinos y externos. Como muestra:
a. Mantuvo el falseamiento de las estadísticas del INDEC iniciado por Néstor, que implicaba un default de facto de la deuda pública indexada al CER
b. Cuando pudo, no solucionó el tema de los holdouts. En diciembre de 2014 venció la cláusula RUFO y tampoco así solucionó el problema, desconociendo el fallo de la justicia de Nueva York a la que voluntariamente el Estado argentino se había sometido.
c. El ministro Axel Kiciloff anunció que el PIB del año 2013 había crecido un 4,9%, para luego desdecirse, anunciando un crecimiento  del 2,9% que el mercado tomó como otra manipulación de datos con tal de no pagar el cupón del PIB (que requería crecimiento mayor al 3,25%).
d. No empalmó las series de PIB como correspondía, también a los fines de no seguir pagando el cupón del PIB (hoy hay un juicio en Nueva York por este tema)
e. Otro juicio que se ventila hoy en Nueva york, es el referido al no cumplimiento de oferta a los accionistas minoritarios por la estatización de YPF.
De modo que no cabe extrañar que en la medida en que mejoró en las encuestas, el riesgo país haya estado subiendo.

Imaginemos entonces que puede pasar si Cristina, como todo parece indicarlo, finalmente se presenta, y se mantuviera muy competitiva en las encuestas:

1) Los tenedores de deuda, temerosos de un posible (y relativamente probable) default, renovarían muy poco de Letes, Lecap y Bonos. El riesgo país, podría superar los 1200 puntos básicos (si el gobierno no hace nada para evitar esto).
2) Los depositantes más sofisticados y más grandes, preferirían dolarizarse, aún con tasas muy altas, porque el temor de que hubiera un dólar más alto con Cristina, probablemente en la forma de un dólar financiero 30 o 40% más alto que un dólar comercial (control de cambios), llevaría implícito la posibilidad de fuertes pérdidas, no habiendo tasa de interés que pudiera compensar esto (incluyendo el riesgo de que finalmente los intereses que se pudieran pactar no fueran cumplidos).
3) El BCRA debería decidir como interviene, tanto en montos como en valores del dólar. Si la demanda de dólares es fuerte y persistente, y el BCRA se muestra finalmente un tanto timorato, sería posible que tal corrida se exacerbara.
4) Podría suceder que el FMI se opusiera a que el BCRA venda “demasiadas” reservas, o, más probable, que sólo autorizara ventas masivas a valores más altos que los que el BCRA quisiera.
5) Si lo anterior sucediera, tal vez veríamos al dólar llegar a valores de $60, antes de que el BCRA se decidiera a usar toda su artillería.
6) Se armaría un círculo vicioso: más suba del dólar, más inflación esperada, más sensación de descontrol, más temor, más demanda de dólares, más suba del dólar y más pérdida de dólares del BCRA, más temor, etc, etc
7) No podemos descartar completamente (aunque es poco probable), que ya hacia la recta final (octubre-noviembre), el gobierno se viera obligado a tomar medidas restrictivas para minimizar el traslado de depósitos en pesos a dólares (para evitar dólar se fuera a $70 o más).
8) Finalmente, el 27 de octubre o el 24 de noviembre, Cristina sería elegida. Y el 10 de diciembre debería anunciar un programa comprehensivo a fin de estabilizar la crítica situación financiera
9) Quienes piensan que con más tasas de interés, y con más restricción monetaria todo lo comentado se pudiera evitar, se estarían equivocando. Por una parte, el BCRA se vería obligado a perdonar a los bancos los previsibles incumplimientos de encajes. Y por otra parte, tasas super altas (p.ej. del 100% o más) serían vistas con altos riesgos de default (canjes compulsivos de depósitos, quitas, etc). No evitarían la dolarización.
10) En todo ese tránsito dramático comentado, de julio a noviembre, el PIB caería fuertemente, el salario real también, y la situación se tornaría sumamente tensa desde el punto de vista social. Si Cristina llegara a ganar en primea vuelta (por el agudo deterioro financiero), no podríamos descartar tampoco, una entrega anticipada del poder.

Escenario de Tensión Fuerte, pero manejable

Si Macri, reafirma y profundiza las medidas cambiarias tomadas el 29 de abril, las dinámicas de “caos” serían muy factibles de evitar. Pero esto no quiere decir que se puede evitar fuertes tensiones, fuerte nerviosismo, muy ligados a la alta incertidumbre electoral.

Si predomina este escenario (que es el que vemos más probable), seguiríamos con muy altas tasas de interés (Leliq probablemente entre 65% y 75%), inflación que no podría rondar el 2,5% mensual en meses venideros, y con bajo nivel de actividad (el año terminaría tal vez con una suba del 1% (II-sem-19 vs I-sem19). Pero no habría “caos”.


Conclusiones
Cuando Macri optó por una estrategia “políticamente riesgosa”, debió, al menos, elegir una estrategia financiera muy fuerte, que permitiera sin dudas evitar cualquier posible caos. Recién el 29 de abril, una estrategia financiera fuerte empezó a alumbrar. Con ello, el escenario de “caos” bajó mucho en probabilidad.  Un escenario de verdadero “alivio” luce poco probable, ya que implicaría básicamente, que Cristina no se presentara (o que cometiera errores importantes durante la campaña que la alejaran de la posibilidad de ganar). Es entonces un escenario de “fuerte tensión” el que se está configurando como el que más chances tiene.


Pero como se decía al comienzo, estamos ante una realidad muy fluida, y así como el 29 de abril ha sido un día de “fuerte cambio” (positivo en términos de nuestra tranquilidad para sobrellevar esta larga transición electoral), nuevos cambios importantes, positivos o negativos, podrían acontecer. No nos queda más remedio que estar atentos, y “resetear” escenarios y probabilidades todas las veces que fuera necesario.