viernes, 9 de febrero de 2018

Los mandatos para el Banco Central

Por
Gabriel Rubinstein
Consultor en Economía y Finanzas
El 28 de diciembre pasado hubo 2 cambios importantes en lo que hace a las funciones del BCRA, y un tercer cambio, el más importante, que está “en proceso”. Los 2 cambios ya sabidos han sido: A) No es el BCRA quien fija las metas, sino el Poder Ejecutivo Nacional (PEN). A lo sumo al BCRA le cabe en esto un rol de “asesor”, y en esta oportunidad, sus consejos no fueron muy tenidos en cuenta.
B) La meta para 2018 el PEN la fijó en 15%, en lugar del 10% que regía antes.
El tercer cambio, que estaría “en proceso”, es respecto al “mandato” del BCRA. Todavía, el mandato asumido por el BCRA, y en teoría por el PEN también, es que el BCRA tiene un objetivo prácticamente excluyente, esto es, procurar la meta de inflación, más allá de que la Carta Orgánica es amplia en cuanto a las funciones del BCRA.
Sin embargo, podemos inferir, que estamos en transición hacia un “mandato dual”, que obligará al BCRA a velar tanto por la inflación como por el nivel de actividad, en ponderaciones similares.
Para ejemplificar con lo que probablemente acontecerá durante este año 2018, consideremos lo siguiente: 1) Probablemente, si la inflación tienda a proyectarse por encima del 21%, el PEN y el BCRA coincidirán en que el BCRA “haga lo que tiene que hacer” (subir las tasas), lo necesario para que la inflación no suba más, sacrificando otros objetivos deseados (tipo de cambio real no demasiado bajo, mayor nivel de actividad).
2) Si el IPC tiende a ubicarse entre un 18% y un 21%, se le pedirá de una u otra manera la BCRA que “tenga cuidado” en no sobreactuar. Es decir, que sea muy cauteloso a la hora de subir las tasas, porque digamos, un 19-20% de inflación, no sería tan grave, y podría ser más complicado, si por subir tasas de interés, se resintiera la actividad económica.
3) Si el IPC se proyectara hacia un 18% o menos (20% de desvío de la meta, como lo era 12% respecto a la anterior meta del 10%), muy probablemente BCRA y PEN coincidirían de que “vamos bien” y que no valdría la pena subir tasas para cumplir “mejor” la meta.
4) Ahora bien, si el PIB tendiera a subir 3,5% o más, el PEN estaría más que contento, y si fuera necesario subir un poco la tasa de interés para bajar la inflación, sería tolerante.
5) Si el PIB tendiera hacia 3% o algo menos, ya habría preocupación, y dado que el PEN cree que la suba de tasas sí puede perjudicar el nivel de actividadi, es muy probable se hiciera sentir presión sobre el BCRA para que no suba las tasas.
6) Si el PIB tendiera a situarse por debajo del 2%, todas las alarmas se encenderían, y habría seguramente presión para que el BCRA baje las tasas de interés, salvo que la inflación tendiera claramente hacia cifras mayores al 21%.
Todo lo anterior, constituiría lo que se conoce como mandato “dual” (típico caso, el de la FED en USA): el BCRA debe apuntar a velar tanto por mantener la inflación a raya, como por que el PIB crezca en línea a su potencial.
Como el lector comprenderá fácilmente, el peor dilema se daría si la inflación tendiera a subir “demasiado” (p.ej. más del 21%), y el PIB apuntara a subir muy poco (p.ej. menos del 2,0%), escenario que si bien no considero sea el más probable, tampoco es de descartar.
En este caso, como en otros casos donde ninguna performance, ni la inflacionaria ni la del PIB fueran satisfactorias, el presidente Macri deberá laudar. Si laudara en favor de la lucha contra la inflación, aún a expensas del PIB, el nuevo mandato “dual” del BCRA quedaría poco explicitado. Pero si Macri laudara a favor de un PIB más alto, aún a costa de resignarse a una inflación mayor, el “nuevo mandato dual” se encontraría en mucho más claro.
Y ahí, las autoridades del BCRA deberán decidir si aceptan ese nuevo rol o no. Ya que es difícil pensar, tras lo ocurrido el 28 de diciembre, que el PEN deje de lado la nueva impronta que pretendería para el BCRA. El tránsito hacia ese nuevo mandato dual estaría en pleno proceso de maduración.
Otra cuestión, tan o más importante que lo comentado, es respecto a la verdadera potencialidad de las herramientas que tiene a mano el BCRA para actuar, tanto en su misión antinflacionaria como en resguardo de la actividad económica. Lo dejo para otra nota.

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